La Bolsa de Comercio de Rosario estimó en sus informes unas 800.000 toneladas menos respecto a las estimaciones que se barajaban el mes pasado.
Las recientes precipitaciones no han llegado a tiempo para rescatar las esperanzas del sector triguero en Argentina. La Bolsa de Comercio de Rosario revisó sus estimaciones, recortando las expectativas de producción de trigo en 800.000 toneladas respecto al informe del mes pasado.
Las adversidades climáticas como la sequía generalizada del último año provocaron que la cosecha esperada para la campaña 2023/24 sea de tan solo 13,5 millones de toneladas (Mt), situándola apenas por encima del ciclo anterior por un margen de 1,7 Mt y marcando la segunda peor recolección de los últimos ocho años.
Las secuelas de una sequía extendida, las heladas tardías y las enfermedades fúngicas consecuentes a las lluvias han golpeado con fuerza los rendimientos. La falta de humedad crítica en gran parte de las zonas productivas de Argentina, que perdura desde hace casi cuatro años, ha limitado severamente la recuperación del cultivo, y ahora se enfrenta a un escenario donde la esperanza de superar los 17 Mt ha quedado atrás.
En términos más detallados, la sequía mantuvo su presencia hasta bien entrado octubre, y junto con las heladas posteriores al 20 de ese mes, más las que se registraron entre el 26 y 27 de octubre, han mermado los rindes a niveles preocupantes.
La provincia de Buenos Aires, sin embargo, mantiene mejores perspectivas, lo que ha contribuido a amortiguar en parte el impacto negativo general. En contraste, zonas como Santa Fe y Córdoba muestran efectos más graves, y se anticipan bajos rendimientos también en Chaco y Santiago del Estero. Mientras tanto, las enfermedades como la roya preocupan a los técnicos, a pesar de los tratamientos realizados.
Pese a un avance del 10% en la cosecha y con 550.000 hectáreas ya recolectadas, el rinde medio ha caído de 28,3 a 26,4 quintales por hectárea. Santa Fe ha visto una disminución dramática, de casi 29 quintales por hectárea a solo 21,7, resultando en una pérdida de producción de 740.000 toneladas. La situación en Córdoba es similar, con una caída de 22,3 quintales a 18,5 por hectárea. Las proyecciones en Buenos Aires se mantienen más estables, con un rinde que oscila entre 33,5 y 33,7 quintales por hectárea.