Emotivo y multitudinario: así fue el reencuentro del excombatiente.
Su llegada con una espera de más de tres años fue recibida con emoción. Se hizo una caravana hacia la plaza de Sunchales, donde se bendijo al avión de combate.
El reencuentro del santafesino Owen Crippa con el avión que pilotó en la Guerra de Malvinas causó emoción en miles de vecinos de Sunchales que se agolparon en la plaza principal, donde hubo una caravana y bendición a la nave repatriada de parte del párroco local.
Caravana y bendición
La llegada del avión no pasó desapercibida en la localidad santafesina. A las 18 del viernes, el Aermacchi recorrió las calles de Sunchales para que todos los vecinos puedan verlo y participar de aquel reencuentro. Se exhibió en la plaza Libertad, donde el párroco Fernando Sepertino llevó adelante la ceremonia de bendición. La aeronave de combate quedó resguardada para que comience su proceso de restauración.
Llegada del avión
«Bienvenido a casa», gritó uno de los mecánicos del Aermacchi en la guerra, a penas se acercó a la aeronave. La emoción de todos los que presenciaron su llegada a suelo argentino fue compartida mediante las redes sociales, específicamente la cuenta Misión Owen, destinada a seguir de cerca la proeza del expiloto.
«Un agradecimiento a todos los amigos que nos ayudaron y a todas las autoridades que tienen competencia en estas cuestiones. Llegó a Sunchales. Ahora empieza el trabajo verdaderamente duro: tenemos que armar el avión y construir el edificio que lo contenga», señaló Crippa en uno de los videos que subieron esta tarde.
La heroica hazaña de Owen Crippa
El avión Aermacchi MC339 (4-A-115) perteneció a la Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque y tenía su base en el aeropuerto de Puerto Argentino. En la mañana del 21 de mayo, el Teniente de Navío Guillermo Owen Crippa fue enviado a comprobar si se estaba realizando un desembarco de las fuerzas enemigas en el Estrecho de San Carlos.
Al encontrarse efectivamente con los buques ingleses realizó algo que no se le había ordenado pero que no pudo evitar: abrió fuego. Esa mañana, el otro avión que lo acompañaría no pudo despegar porque tenía una rueda en mal estado, así que Crippa enfrentó su misión en absoluta soledad. Lo que siguió después fue una historia increíble de heroísmo y gran destreza aérea.
Según relató Crippa su proeza, cuando llegó al estrecho vio dos destructores ingleses estacionados, unos kilómetros más adelante otro y en la boca de la bahía un helicóptero inglés. «Me aparté de la costa para tirarle y ahí veo hacia el interior de la bahía muchos buques ingleses”, dijo en ese relato.
Crippa se encontró solo ante toda la flota inglesa y sin dudar abrió fuego y mientras esquivaba proyectiles hasta pudo trazar un croquis de cómo se encolumnaban los buques ingleses. “Si escapaba como llegué, me bajaban como a una paloma, así que opté por pasar entre ellos, muy bajo, lo que les dificultaba tirarme sin pegarse ellos mismos. Me pego al mar y paso haciendo zig zag entre las antenas de los barcos. Dejé una mano en el comando del avión y la otra en la manija del asiento eyector, por si me pegaban. Esquivé buques, helicópteros, casi choco contra dos. Veo que me tiran un misil, bajo potencia, lo esquivo y al llegar a la bahía tomo altura y dibujo en el papel que llevaba en la pierna un croquis de lo que había visto: eran 16 barcos”, detalló hace dos años.
Esa información fue clave para que la flota inglesa fuera atacada más tarde por aviones de mayor porte, pero Crippa había sorprendido a todos por su heroísmo y destreza. Ahora, el avión con el que se convirtió en leyenda, estará en suelo argentino.