El presidente se quedó sin el paraguas protector de un grupo de gobernadores que, lentamente, empezaron a oler la debilidad del mandatario.

El evidente deterioro político Javier Milei ya es parte del escenario en todas las mesas donde se discute el futuro del país, incluyendo los despachos de gobernadores que hasta ahora lo habían blindado en el Congreso. Esa alianza que le permitió aprobar la Ley de Bases, le sostuvo el decreto 70/23 y le dio la posibilidad de vetar las leyes que aumentaban el presupuesto destinado a las universidades y las jubilaciones, empieza a resquebrajarse. 

Promesas incumplidas, deudas que no se honraron, encuestas que aconsejan despegarse del gobierno, posicionamientos electorales pensando en 2025 y también en 2027. Los motivos y las excusas no faltan. Esta semana de derrotas para el oficialismo en las dos cámaras mostraron el costo que empezará a pagar el gobierno si no logra aplacar la rebelión. El precio de la colaboración será cada vez más alto y deberá pagarse al contado. Los gobernadores ya no le fían.

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