Gripe, covid y bronquiolitis son los cuadros más comunes en esta época de temperaturas bajas. Los pacientes que podrían afrontar un mayor riesgo y la importancia de la vacunación para evitar males mayores.
Con cada otoño, la circulación de virus respiratorios se incrementa y las guardias se colman de personas con cuadros muy similares. Tos continua, fiebre, dolor de cabeza, congestión nasal y malestar general constituyen el elenco estable de síntomas. Además del virus influenza que provoca gripe, se suman otros como el sincicial respiratorio (VSR, que genera bronquiolitis y neumonías) y el tristemente célebre coronavirus. Un menú de opciones que se consolida hacia el invierno y que, gracias a una mala o nula ventilación de ambientes, enferman a la mayoría. Entre los grupos más afectados, se destacan los menores de dos años y los mayores de 65.
Poco testeo, síntomas y vacunas
Uno de los principales problemas que impiden saber a ciencia cierta el estado real de situación es la falta de testeo. Al tratarse de cuadros que por clínica se advierten similares y como no se testea todo lo que llega al centro de salud –ello sería imposible, por otra parte– advertir qué es lo que está circulando se vuelve un objetivo difícil de alcanzar. En cualquier caso, de lo que se trata de es bajar la fiebre y mejorar la congestión, salvo para las ocasiones en que los pacientes requieren internación. En esas circunstancias sí se busca conocer en detalle la enfermedad a través de un hisopado.
Si los síntomas para todas las enfermedades que provocan los virus respiratorios son más o menos similares, lo mismo sucede para las medidas de prevención. Correcto lavado de manos; cobertura de boca con el pliegue del codo al toser o estornudar; evitar compartir elementos personales como el mate u otras bebidas a través de bombilla; así como tampoco recurrir a remedios caseros sin efectividad probada. Una de las recomendaciones más importantes es la ventilación cruzada, pues, a contramano de lo que indica el mito –que “el frío enferma”–, en verdad, lo que es perjudicial son los ambientes cerrados que prevalecen precisamente en invierno cuando la gente busca conservar el calor en los espacios.