El Presidente habría incumplido la promesa de transferir a las provincias aportes desde febrero, después de pedirles que afronten subsidios con sus recursos en enero. Llaryora la vio.

Javier Milei quiso engrupir a los gobernadores otra vez. Después de enloquecerlos con la inexistencia de las negociaciones sobre la coparticipación del Impuesto PAIS, sepultó el Fondo Compensador del Interior e incumplió su promesa de reponer en febrero aportes nacionales para hacer frente a los subsidios provinciales luego de encargarles a los mandatarios que afrontaran esos gastos con recursos propios durante enero.

La medida fue anunciada por el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, y detonó los últimos puentes que le quedaban al gobierno para sostener, al menos, un diálogo político institucional. «Vuelven los tiempos de la Federación contra los porteños», decían este jueves desde el entorno de un gobernador peronista.

Entre los mandatarios provinciales identificados con Juntos por el Cambio (JxC), la consigna es «esperar». «Esto es una maratón y hay que ser estratégicos», resumieron fuentes cercanas a dos jefes territoriales de ese signo político.

Sin embargo, los gobernadores denuncian que Milei «incumplió un acuerdo». «Les planteó a los gobernadores que financien el subsidio con recursos provinciales, cosa que hicieron, y en febrero, el gobierno volvía a poner la guita para cubrirlo pero rompió el acuerdo que había establecido, otro más», comentaron a LPO en una jurisdicción patagónica.

Ese «engaño» irritó más a unos que a otros y se tramita con mayor o menor consideración según la cercanía ideológica con el ajuste fiscal. Pero aún entre los mandatarios cambiemitas avisoran un problema inexorable para el Presidente, acaso recordando la experiencia del propio Mauricio Macri: «el problema va a ser cuando empiecen a afectar todos los servicios de las provincias y los gobernadores digan que estas son las consecuencias de las políticas nacionales, que fue lo que le hicieron a Macri y después terminó perdiendo las elecciones, aunque tenía una excelente relación con los gobernadores». «La crisis termina ordenando el discurso y la política», remarca un consultor vinculado a un gobernador.

La bronca, no obstante, se expande hacia todos los puntos cardinales. El ministro de Economía de un mandatario del norte lo explicó con crudeza: «nosotros tuvimos para bancar la obra pública hasta acá, lo mismo la educación y la salud pero, a partir de ahora, si no llegan los recursos tendremos que cortar la obra pública, después la educación y por último la salud».

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